Ayer la Parrillada O Breixo, en Boqueixón, fue el escenario donde se puso el broche final a esta temporada en el seno de la S.D. Compostela. Plantilla, cuerpo técnico, directiva y trabajadores del club se juntaron en una tranquila cena para despedir una difícil temporada. La dureza de lo vivido a lo largo de este curso se palpaba sobre unas miradas alicaídas, pero con las ganas de despedirse de los que fueron compañeros de batallas a lo largo de estos meses.
Con el partido del Liverpool – Sevilla como telón de fondo, al que de vez en cuando todos ojeaban sin demasiada emoción, se recordaron anécdotas y momentos, esas que regalan la convivencia de los deportes colectivos, que son una escuela de la vida porque al fin y al cabo el ser humano está hecho para compartir.
También hubo tiempo para las palabras, las que entonó el presidente, Antonio Quinteiro, con una visible emoción. En su discurso no faltó el agradecimiento a todas aquellas personas que se implican y trabajan para que el Compostela siga latiendo en el día a día. Tranquilidad. Eso quiso transmitirle a los jugadores en su devenir y desearles un futuro mejor en sus carreras deportivas. Las palabras más cariñosas del Presidente se las llevó uno de los presentes, que se convirtió, sin pretenderlo, en el protagonista de la noche. Marcos Rodríguez, tras dos temporadas portando con tesón el escudo de la S.D. Compostela, se retira del mundo del fútbol. El jugador de Marín, siempre discreto, no pudo contener la emoción cuando sus compañeros le obsequiaron con su camiseta enmarcada. El nudo en la garganta de Marcos le dificultaba expresar los motivos de su decisión: Ante todo su familia y la ilusión de nuevas metas por conseguir.
Las lágrimas de algunos se entremezclaron con los abrazos, esos que desean la mejor de las suertes y que quieren decir un hasta pronto aunque suene a despedida. Muchos se llevan la mochila del aprendizaje ante la adversidad y, a pesar de la incertidumbre del futbolista al terminar cada campaña, dejan Santiago de Compostela con el Carpe Diem de lo más importante ahora: Disfrutar de la familia y los amigos.
Y a ti, Marcos, gracias por tu compromiso, por ser un jugador ejemplo, un trabajador nato, por tu templanza y tu calma, por tu profesionalidad y por elegir portar la camiseta del Compostela y defenderla con sentimiento en la medular. Desde la Esedé te deseamos toda la suerte en tus propósitos, que sabemos que alcanzarás.